1.- Ponemos cada filete, o cada chuleta de cerdo, sobre papel film o papel transparente de cocina. Encima, colocamos otra lamina del mismo tamaño y con un martillo, vamos golpenado los filetes, para enternecerlos un poco. Si no dispones de un martillo de cocina, puedes hacerlo con un vaso que tenga una base dura.
2.- Quitamos el papel transparente y ahora, a cada rollito le ponemos una pequeña cantidad de sal y de pimienta negra recién molida. Después, sobre ellos, ponemos una loncha de jamón y otra de queso. Puedes emplear el jamón y el queso que quieras. Desde jamón serrano, a jamón york y desde queso de sandwich, a queso manchego.
3.- Enrollamos todo el conjunto. Pero lo vamos a hacer por lo ancho del filete, no a lo largo. Así, nos aseguramos tener un rollito bien largo. Lo hacemos de tal manera que el relleno quede bien encerrado en el interior del cerdo. Una vez hecho y para asegurarnos que vuelve a abrirse, podemos clavarle un palillo, que lo sujete bien.
4.- Ahora pasamos cada flamenquin por harina. Después por huevo batido y finalmente por pan rallado. Después, volvemos a pasar por huevo y por pan rallado. Con esto de pasarlo dos veces por el huevo y el pan lograremos dos cosas. La primera, tener una capa exterior más crujiente. La segunda, que el relleno quede mejor encerrado y por tanto más asegurado.
5.- Una vez bien empanado, lo ponemos en un plato. y una vez que hayamos empanado todos los flamenquines, los metemos en el congelador durante alrededor de 10 minutos, o 1 hora en la nevera. Con este «frío» que le estamos dando, nos aseguramos que el empanado se asiente bien sobre el filete de cerdo.
6.- Freímos en abundante aceite caliente. Y lo hacemos durante unos 3 minutos. hasta que los flamenquines estén dorados por fuera. No olvides ponerlo sobre papel absorbente, antes de servir. Y el palillo, ahora sería el momento de retirarlo aunque, puedes presentarlo con él, sin problemas.